martes, 20 de diciembre de 2011

ACTITUDES PREDOMINANTES


Formando parte del análisis de los valores e ideas predominantes respecto del uso y consumo del agua, así como de su problemática social y política hemos observado que se vienen desarrollando dos posicionamientos relacionados con el modo de gestión: de oferta o de demanda y que los actores (partidos, científicos, expertos, prensa, e interesados en general) se mueven dentro de un conjunto de valores y actitudes que pueden definirse como “sensibilidad social media”, especialmente en lo que respecta a el problema de la escasez, las sequías y el despilfarro, incluyendo en ese mismo nivel de sensibilidad, el compromiso con causas reivindicativas medio ambientalistas.

¿Cómo se refleja en el discurso político dichos límites?[3] La percepción que se tiene de los problemas objetivos del agua gira alrededor de los criterios de gestión, pero en dicha gestión subyace un conjunto de valores que interpretan los conceptos claves del discurso, así pues podemos observar que si realizamos un análisis comparativo de las categorías que conforman el discurso del –“Recurso”- [4]podremos observar que la presión de la demanda es interpretada, traducida, diríamos, por los valores y creencias que polarizan e identifican el comportamiento político.


Tabla 4. Importancia de las categorías según las Unidades de Texto[5] en el discurso político. Elaboración propia. 2006
Porcentajes[6]
cantidad
calidad
abastecimiento
demanda
acuíferos
depuración
desalación
subterráneas
El discurso
0,53
0,90
0,82
1,2
0,26
0,42
0,20
0,18
PP
0,31
1
0,77
1,5
0,21
0,42
0,21
0,17
PSOE
0,65
0,97
0,87
0,62
0,25
0,49
0,20
0,15
IU
0,31
0,90
0,88
1,3
0,20
0,55
0,20
0,18
IZQ.NAC.
0,53
0,83
0,82
0,69
0,25
0,51
0,20
0,35
DCH. NAC
0,33
0,90
0,82
1,2
0,25
0,42
0,20
0,18

De lo cual podemos deducir que el discurso del “Recurso” es un discurso fundamentalmente centrado en la –“calidad”- y la –“cantidad”-, siendo los procesos de depuración los que más afectan a las intervenciones. Lo que  explica que el concepto de demanda tenga ese aparente reparto desigual, obedece a la polarización del debate sobre la demanda. Entendida por el PP y la Dch. Nacionalista, como un concepto que cubre la función práctica de responder a los inputs (un ingrediente más) del sistema económico. Mientras que para IU y la Izq. Nacionalista y el PSOE, responde a la identificación del modelo de gestión, que tiene un valor medio ambientalista como se puede observar en las puntuaciones de estas tres fuerzas políticas en el concepto de “-depuración-”.

De este modo, la percepción del agua como recurso limitado es interpretado en dos perspectivas distintas, según los criterios cuantitativos y cualitativos a los que se prioricen. Manifestándose dos posicionamientos que reflejan con bastante claridad dos aspectos del problema del agua. Uno, el que interpreta los datos objetivos como datos directamente relacionados con la función planificadora y otro el que se relaciona con la función de instrumento de gestión del territorio y fuente de riqueza económica. El primero obedece a una concepción conservadora hacia el recurso y progresista hacia los nuevos procedimientos y medios técnicos (depuración, fabricación de agua o desalación). El segundo conservador en los procedimientos y medios técnicos pero progresistas en el recurso, al menos, en el sentido de aumentar el recurso para facilitar el reparto “generoso” del mismo... En definitiva,  que la cantidad y la calidad del agua vista como variable explicativa (dependiente),  ubica el escenario político ante un dilema con gran importancia de la información y el conocimiento científico-técnico. Y a los científico-técnicos en actores privilegiados de ambos posicionamientos.

Por tanto, la percepción del cambio en los parámetros del agua (efecto invernadero, cambio climático, demandas desde las comunidades autónomas, etc.,) invita a atender la percepción de los valores que son vertidos en la acción social por parte de nuevos actores; ecologistas, científicos, economistas, ingenieros, etc., frente a los criterios tradicionales,  basados en la articulación burocrática de la gestión de un recurso contemplado como abundante e inagotable, lo que ubicaba a los actores tradicionales un lugar privilegiado (consumidores principales) centrales eléctricas, comunidades de regantes y gestores de grandes infraestructuras hidráulicas. Y, aunque debemos distinguir entre viejos y nuevos actores, no supone la desaparición de unos y la aparición de otros.

Frecuentemente el estudio de la preocupación ambiental se aborda a través del concepto de actitud. Para Castro (2001). “el estudio de las actitudes ambientales interesa sobre todo por la posible influencia de éstas sobre la conducta humana que afecta a los recursos naturales y a la calidad del medio”. Respecto de las creencias, Ajzen las define como opciones acerca del objeto de la actitud en función de la información que se posee. También se definen como la información cargada de valor que no tiene por qué estar basada en informaciones objetivas y contrastadas (Castro 2001). Las creencias respecto al ambiente están relacionadas con la responsabilidad de evitar daños a éste y ahorrar recursos naturales. Como señalan Thompson y Barton (1994), las creencias afectan a las percepciones y a las acciones en lo que se refiere al medio ambiente a nuestra relación con él. 


Diferentes estudios han demostrado que estas creencias predicen significativamente comportamientos pro ambiental, como el consumo de productos no nocivos para el ambiente, la reducción en el uso del transporte, el reciclaje de productos, la conservación de la energía y otra serie de conductas pro ambiental. En cuanto al agua, estudios recientes han puesto de manifiesto el escaso conocimiento que tienen muchos ciudadanos sobre la problemática del agua (Suvedi, Krueeger, Shresta y Bettinghouse, 2000).


 Para Stern y cols., (1995) las creencias acerca de las consecuencias del comportamiento ambiental son creencias generales como las del “Nuevo Paradigma” (Dunlap y Van Liere, 1978)[7], que están influidas por los valores y la estructura social, y a su vez, ellas influyen en las creencias específicas.  A su vez, Corraliza y clos. (1995) destacan “la relevancia  de las creencias y de las actitudes de la población como procesos intermedios vinculados tanto a los comportamiento que dan lugar al deterioro ambiental como a las estrategias para hacer frente a los mismos” (p.327)

En el estudio realizado por Megía, Eusebio y cols. (2000) sobre sistema de valores de los españoles, hemos intentado ubicar la significación que la problemática del agua tiene en el conjunto de dicho sistema.

Los valores, considerados en este estudio, como –“los valores liberales frente a los sociales relacionados con comportamientos”-. Observando la tabla siguiente podemos ubicar el comportamiento hacia la conservación del agua


Tabla 5. Justificación concedida a una serie de comportamientos ordenados de mayor a menor grado de acuerdo. Fuente: Megía, Eusebio y cols. (2000)
JUSTIFICACIÓN CONCEDIDA A UNA SERIE DE COMPORTAMIENTOS, ORDENADOS DE MAYOR A MENOR GRADO DE ACUERDO
Escala 1-10
Media global
Aplicar la eutanasia a aquel que te lo pida
5,43
Haber libertad total para abortar
5,11
Sustituir los objetos que funcionan por otros
4,50
Fumar en edificios públicos
4,02
Tener relaciones sexuales con otras del mismo sexo
3,83
Hacer trampa en exámenes u oposiciones
3,73
Admisibilidad de que una persona se suicide
3,57
La pena de muerte por delitos muy graves
3,45
Tener un hombre casado una aventura
3,25
Tener una mujer casada una aventura
3,17
Beneficiarse de una promoción jugando con ventaja
3,14
Emborracharse en lugares públicos
3,05
Viajar sin pagar en transportes públicos
3,05
Hacer ruido las noches de los fines de semana
2,81
Engañar en el pago de impuestos
2,76
Buscar disculpas para bajas injustificadas
2,46
Comprar algo aun sospechando que ha sido robado
2,41
La modificación artificial de los alimentos
2,40
Fumar marihuana o hachís en lugares públicos
2,38
Mentir en interés propio aunque perjudique a otro
2,18
Robar artículos en grandes almacenes
2,13
Gastar el agua sin pensar en la escasez
1,97
El exceso de velocidad en núcleos urbanos
1,91
Contratar en peores condiciones a un extranjero por serlo
1,82
Aceptar un soborno en el ejercicio de sus funciones
1,72
Enfrentarse violentamente a agentes de policía.
1,65
Conducir bajo la influencia del alcohol
1,62
Romper señales de tráfico, farolas, etc.
1,36
Escapar tras provocar un accidente grave
1,28

Los grados de acuerdo permiten evaluar la consistencia de las actitudes y en consecuencia su capacidad para valorar el grado de respuesta en las intenciones para la acción.  Si  lo analizamos según la ilustración siguiente podremos observar el poco grado de admisibilidad de ciertas conductas consideradas muy graves por los ciudadanos, observándose un muy bajo rango de admisibilidad a conductas relativas a la conservación del agua. Esto nos refuerza el pensar que se trata de un área de valoración muy importante entre el sistema de creencias de los ciudadanos con un altísimo nivel de sensibilidad y receptividad ante las alarmas medio ambientales del agua.

El porcentaje de españoles que manifiesta realizar actuaciones concretas a favor del medio ambiente es bastante bajo (17%)[8]. La actuación medioambiental que se realiza con mayor frecuencia es la plantación de árboles seguida, en menor medida, de otras actividades como la limpieza de bosques y playas y la educación ambiental de los hijos. (Díez Nicolás, J.; 1994, 2004).

Así también, si observamos la disposición a colaborar con grupos ecologistas vemos que Cantabria, Murcia y Aragón se distancian significativamente no alcanzando el 40% de disponibilidad participativa, del 40% al 50% tendríamos a Extremadura, Asturias, Baleares, Andalucía, Castilla León y Galicia. Superando el 50% hasta el 60%, tenemos a Cataluña, La Rioja, Comunidad Valencia, País Vasco, Navarra, Castilla La Mancha y Canarias, por encima estaría sólo Madrid. Siendo destacable que las regiones más industrializadas (teniendo en cuenta la industria turística) del país se encuentren entre el 50% y el 70%

Ilustración 3  Proporción de personas dispuestas a colaborar con los grupos ecologistas en cada comunidad autónoma. Fuente CIS. Elaboración: Gema Esteban Curiel. 2000

En Europa se puede observar que existen grupos de países en los que sobresale la disponibilidad a la movilización ciudadana sobre otro tipo de colaboraciones (Sbragia, A. 1996, 2000). Destacaremos en primer lugar al grupo de: Portugal, Grecia, Italia, Francia, Alemania y Bélgica. Un segundo grupo cuya principal característica es la de preferir colaborar con grupos ecologistas a pagar un impuesto, formado por : Francia, Italia, Grecia, Portugal y España. Finalmente los que prefieren pagar un impuesto como medida de defensa del medio ambiente: Alemania, Bélgica, Dinamarca, Inglaterra, Irlanda, Países Bajos, Luxemburgo. (ver Histograma 1)

Ilustración 4. Los Europeos y el Medio Ambiente. Fuente Eurobarómetro (1992).
De lo que podríamos formar el siguiente cuadro del grado de movilización y activismo en Europa:

Tabla 6 Niveles de movilización en Europa. Elaboración propia. 2007
Niveles de movilización según preferencias en la acción para la defensa del medio ambiente.
Alta capacidad de movilización
Moderada capacidad de movilización
Participación no activista.
Portugal, Italia, Grecia,  Francia.
España Alemania, Bélgica
Dinamarca, Inglaterra, Irlanda, Países Bajos, Luxemburgo

En la tabla nº6 hemos agrupado los países que recoge en la gráfica del Eurobarómetro/92 (Ilustración nº4) y hemos definido el grado de movilización del siguiente modo: Según los tres niveles contemplados, 1º ) tanto por ciento de personas dispuestas a participar en actos de protesta por el medio ambiente, 2º) tanto por ciento de personas dispuestas a colaborar con grupos ecologistas, 3º) tanto por ciento de personas dispuestas a pagar un impuesto específico para la protección del medio ambiente, cada país destaca en alguna de esas tres categorías. Se ha considerado que el grado de movilización es expresado por la implicación personal, desde una directa, como participar en actos de protesta hasta otra menos directa, como pagar un impuesto específico de medio ambiente. De ese modo hemos agrupado a los países según grado de activismo, en el sentido que el activismo tiene como potencial de agitación y riesgo personal.

Ello nos lleva a concluir que existen ciertos recursos para la acción y que dichos recursos tienen diferentes evaluaciones según el estado actual de la disposición a ser usados, encontrándose España entre los países con una opción moderada, lo que nos permite realizar la observación de que la movilización tiene un peso relativo a la hora de influir en la formación de las valoraciones medio ambientalistas de los distintos temas que componen ese ámbito y puede servir para sopesar la influencia de la movilización como instrumento para el cambio de creencias.



No hay comentarios:

Publicar un comentario