martes, 20 de diciembre de 2011

CONSTRUCTOR DE IDEOLOGÍA


Constructor de ideología. También el Estado, en su formulación occidental, juega el papel de constructor de ideología, pero ésta no solo se refiere al Estado mismo ni a la ideología de la sociedad que administra. La ideología está impregnada, cada vez más, de su relación con el entorno, se humaniza, se personaliza a través de la importancia del liderazgo.

 El entorno es más extenso de lo que hasta ahora era conocido, se revela más evidente, porque las relaciones con la naturaleza se politizan. Sin embargo no es suficiente. La construcción de la ideología del poder, sigue los pasos de un, cada vez más influyente, neo-corporativismo. Como, algunos autores han venido señalando (Held, David, 1996, Alianza, Modelos de Democracia, pág. 261) “las instituciones políticas representativas tradicionales han sido progresivamente desplazadas por los procesos de toma de decisiones tripartito. La posición del parlamento como centro supremo para la articulación de las políticas y el acuerdo se ha erosionado; la aprobación por el parlamento de un proyecto de ley es ahora más que nunca un mero trámite. En segundo lugar, la representación parlamentaria o territorial ya no es la forma principal de expresar y proteger los intereses. (...), las tareas más importantes de dirección política y económica las llevan a cabo representantes funcionales, a saber, delegados de las corporaciones, los sindicatos y ramas del estado. Los procesos políticos extraparlamentarios se han convertido poco a poco en el dominio central de la toma de decisiones. (...) En definitiva, la soberanía del parlamento y el poder de los ciudadanos están siendo minados por los cambios económicos, las presiones políticas y los desarrollos organizativos.” El neo-corporativismo pone en peligro el espacio político de decisión de los derechos y deberes de los ciudadanos, al establecer las condiciones socio-económicas en las que han de ejercerse dichos derechos y al elaborar dichas negociaciones, al margen de las instituciones de  representación directa de los ciudadanos.

 los sistemas de salud pública También, buena muestra de los espacios donde se elabora la ideología del poder, son los sistemas de salud pública. Enormemente dependientes del presupuesto público, en algunos casos, (en la Europa de la sociedad del bienestar keynesiano, y sus restos de protectorado estatal, como es el caso de España) del mercado de la salud, entidades aseguradoras e instituciones hospitalarias y clínicas privadas, en otros. Lo cierto es, que la decisión de garantizar unas cotas mínimas de salud pública está en manos de aquellos grupos profesionales que tienen sus propios intereses en juego. 

Mediante la concentración de recursos de investigación, que demandan enormes flujos de capital, relegan al plano de lo clínico, mediante la dosificación de fármacos que  reducen los efectos de las enfermedades, cronificando una situación de demanda médica, más allá de lo que supondría el uso de recursos para la eliminación de la enfermedad. Criterios como, número de afectados en relación total de la población y porcentajes no representativos de ciertas dolencias, evidencia el lenguaje reificante al que reducen el papel subjetivo de los propios ciudadanos, factor éste decisivo en la formación de la ideología del poder.

El sistema educativo En el sistema educativo: mediante la aplicación de normas, cada vez más abundantes, que intentan, desde arriba, marcar las pautas de calidad, los principios orgánicos de la estructura académica. La oferta educativa, o la producción de demandantes de empleo, asistimos al lenguaje del positivismo institucional. La misma lógica de reificación, la misma racionalidad instrumental que ha sido descrita más arriba.Los conflictos generacionales, han sido utilizados, durante años, especialmente en los años sesenta-setenta, como instrumento explicativo de los cambios observados en la convivencia de padres e hijos. Pero también ha servido para ocultar los procesos de cambio acelerado que han puesto en evidencia, circunstancias socioeconómicas profundas, como la repercusión del consumo y las correspondientes fórmulas de crédito, para la insostenibilidad de familias numerosas, y por tanto para la diferencia de valores a los que la juventud de esos años se ve obligada a seguir.

 Con la reducción de la población, mejora el nivel de vida, pero este nuevo cambio pone a la juventud en minoría social, ralentiza las necesidades, pues ahora predominan las de las familias de mediana edad, poniendo a los jóvenes ante la tesitura de competir con sus padres, por un empleo digno, ya que, paralelamente, a los cambios en la composición de la demanda, se ha producido una concentración de capital, que, a nivel mundial, viene a llamarse globalización.Los conflictos internacionales, sometidos a nuevos esquemas y lecturas, han pasado, de la defensa de occidente al eje del mal. De la lucha contra el comunismo al castigo del islamismo. Y todo ello en la aplicación del esquema neorealista de la política internacional. 

El sistema político internacional ha cambiado de reglas. Los procedimientos de lucha han evidenciado la debilidad estratégica de un esquema basado en el equilibrio. Es decir. El sistema internacional, ha sido sometido a un cambio que reestructuraba el papel de la OTAN, las líneas de ataque de los misiles y hasta el valor de las bases militares. El esquema geoestratégico varió en pocos años. Como resultado de estos cambios, el ejército más moderno del mundo, incorporó esquemas de flexibilidad, aplicó procedimientos de reconversión industrial y pasó a invertir en I+D, al estilo de las grandes empresas de tecnología estratégica. Pero la disponibilidad de un instrumento adaptativo, ha devenido en dependencia tecnológica. La diversificación del armamento, al depender éste de las nuevas condiciones de combate, ha establecido nuevas alianzas industriales, ahora más importantes. 

La investigación en el terreno de las telecomunicaciones,  y  la investigación en nuevos y más eficientes combustibles, capitalizando así la investigación aeroespacial. La industria química y biotecnológica, hermanas de las farmacéuticas.  Especializadas en la modificación bacteriológica de los agentes víricos u otros, o el acaparamiento de los antídotos, en una previsible guerra microbiana. Micro no sólo por el tamaño del agente biológico, sino también por las estrategias de combate que pueden desencadenarla. No hay que descartar, el papel que jugará la tecnología del tratamiento del agua. La concentración urbanística, que crece a marchas forzadas, aumento exponencialmente la demanda de infraestructuras para el tratamiento y abastecimiento de agua potable. Su papel, a modo de “jeringuilla” servirá como instrumento de control de enfermedades o como vía de transmisión de las mismas y, por tanto, como factor decisivo en la productividad de la fuerza de trabajo.

En definitiva, la dependencia estratégica del hombre contemporáneo, respecto de los poderes que controlan la tecnología estratégica, es decir, la tecnología de la vida, ponen al ser humano ante el cuestionamiento del éxito estratégico respecto de dichos procedimientos tecnológicos.

Los avances, los logros científicos alcanzados, han sido vistos y presentados ante la humanidad como definitivos en la protección y extensión de la vida, pero han replegado la relación del hombre con la naturaleza, sobre sí mismos, han convertido al hombre en responsable de su destino, y ya no tiene, ya no puede utilizar la coartada de la alienación, como síndrome del sistema, cuyos beneficios superan los costes. Se trata, ahora, de definir el ámbito de responsabilidad que estamos dispuestos a asumir. Y a mayor automatismo en el comportamiento de los estados, mayor reflexión exige y mayor crítica demanda.

La posición política tradicional, basada en el intento de  profetizar o prever, con antelación a los acontecimientos críticos, la formación de los enemigos o el corrimiento de las alianzas, obliga a incorporar nuevos enfoques en las teorías de las relaciones internacionales. 

Hasta ahora, el realismo político ha sido el lenguaje predominante en la práctica de las relaciones internacionales. Tanto su versión clásica (Maquiavelo, Spinoza, Hobbes, Hegel), como en su versión neo- (Morgenthau, Kehoane, Walt, Walz), donde se presta atención a los factores intencionales y actitudinales, ha sido determinante en el proceso de toma de decisiones. (Walt, Stephen M. Walt: The Origins of Alliances.Cornell University Press. Ithaca and London. 1994) “Si el equilibrio es la norma, si la ideología posibilita que el efecto pequeño sea a menudo decisivo, y si la ayuda extranjera y la penetración son causas bastante débiles, entonces la hegemonía sobre el sistema internacional será sumamente difícil. La mayoría de los Estados encontrarán seguridad abundante. Pero si la hipótesis del bandwagoning es más exacta, si la ideología es una fuerza poderosa para el alineamiento, entonces la hegemonía será mucho más fácil (aunque también será bastante frágil). Incluso los grandes poderes verán su seguridad como precaria.”


1 comentario:

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