martes, 20 de diciembre de 2011

LA EXPLICACIÓN POSITIVA

 La explicación positiva impide corregir los fenómenos regresivos, su relativismo le impide fijar un eje de referencia desde donde medir si vamos hacia delante o hacia atrás, su definición existencialista y que deviene conservadora, pues sólo tiene sentido la soledad de la existencia positiva, es decir, un empirismo monista que consagra la posición inmovilista de los que disfrutan de una existencia privilegiada.

 Es la imagen del héroe solitario, poseedor de cualidades más que humanas, dotado de una fuerza biónica, una fusión de hombre y robot, un proceso de aceptación de la superioridad de la máquina sobre la realidad física del hombre, al que no se le atribuye mayor  poder de transformación que las emociones, entendidas estas como crisis de emotividad, que nubla la ciega racionalidad proposicional. La emotividad parece ser la representante misma de la naturaleza humana, naturaleza distintiva, pero pulsionada desde el inconsciente, donde fluye libremente lo más atávico del hombre y a la par primitivo y auténtico. 

Esa perspectiva del héroe, es el tipo de naturaleza humana que el positivismo quiere que aceptemos. Así pues, la naturaleza extensa de nuestros conflictos, mediante la represión del superyo resuelve el conflicto vectorizando las respuestas hacia la aceptación del ser biónico. Un ser que reconoce la superioridad de la tecnología fundiéndose con ella, no pudiendo concebirse sin ella, no pudiendo perfeccionarse sin ella y que obedece la voz de sus creadores cuando proponen un nuevo equilibrio, un pacto con un nuevo "Dios".

 Un Arca de Noe, en cuyo interior se conservaron todas las especies, mientras el resto de la naturaleza era destruida. Así la tecnología se propone como la nueva arca que ha de permitir sobrevivir a los hombres que la siguen, los que se someten a ella. Y los que no, han de perecer. Horkheimer: (Horkheimer, Max: Teoría Crítica, la filosofía de la concentración absoluta, Barcelona, 1971, pág.89) "Los procesos económicos, merced a las relaciones sociales, actúan sobre todo el mundo espiritual y, con ello, sobre la condición misma de la naturaleza humana. Antiguamente el poder era inmoral cuando entraba en conflicto con los contratos; hoy estos contravienen a la moral cuando son contrarios a las relaciones de poder".






No hay comentarios:

Publicar un comentario